jueves, octubre 22, 2015

Una Abuela es una Casa

Yo también tuve una abuela como las que obsequia el Poeta Luis Alberto,
Pero jamás un padre como el Inmigrante de Gerbasi
Mi infancia Transcurrió junto a mi abuela,
Quien llevaba consigo una inmensa biblioteca adherida a la memoria,
Mi casa era un jardin encerrado en ruinas marginales de techos de zinc repletos de goteras.....
Mi abuela trajo al mundo diez lumbreras
Que en el transcurso de la vida se le fueron convirtiendo
en cosas inferiores a mecheros de kerosén, de los que he visto en algunos caseríos de Lara.
En esa casa el sol se llamaba mi abuela.
Lo más hermoso de mi casa era el jardín, el altar de los santos y su cuarto,
los cuales edificó a fuerza de ilusiones.
Ella me dió a probar el algarrobo
Y me enseñó a desenterrar lombrices y los misterios de la tierra;
Me presentó al ángel de la guarda
Y aprendí a amar a las mujeres a través de María,
A convertir Cristianos con el agua bendita,
Y luego en un novenario expulsarlos de tierra.
Con ella construí pesebres, y lloré por más de cinco años la muerte de Cristo.
Ella me enseñó que el Marxismo
Era el cristianismo sin Jesús y sus apóstoles.
Mi abuela era mi casa
Mi casa era mi abuela....
Cuando ella murió, supe también que ella era el hogar:
el techo, el piso, las paredes,
las ventanas y hasta las mismas cuerdas
donde se colgaba mi espríitu cuando era derrotado
Y con su brisa me sacaba los dolores
Y me reanimaba con la oración de sus abrazos
En mi casa con mi abuela.

No hay comentarios:

Publicar un comentario